El Ficus benjamina es una elegante planta de interior apreciada por su follaje denso y brillante, ideal para añadir un toque de verdor y sofisticación a cualquier espacio.
Para asegurar su buen desarrollo, el Ficus benjamina requiere condiciones específicas de cuidado. Primero, es fundamental proporcionarle luz brillante pero indirecta; aunque puede tolerar cierta sombra, evita la luz solar directa que podría quemar sus hojas. En cuanto al riego, es importante mantener el sustrato ligeramente húmedo durante la temporada de crecimiento activo (primavera y verano), permitiendo que la capa superior del suelo se seque entre riegos. En invierno, reduce la frecuencia de riego ya que la planta entra en reposo.
Además, el Ficus benjamina aprecia la humedad ambiental moderada. Puedes aumentarla colocando la maceta sobre un plato con guijarros y agua, o utilizando un humidificador cerca de la planta. También es recomendable limpiar regularmente el polvo de las hojas con un paño húmedo para mantener su capacidad de absorber luz de manera efectiva.
En cuanto a la temperatura, prefiere ambientes cálidos y estables, evitando cambios bruscos que puedan causar estrés a la planta. Finalmente, es aconsejable fertilizar el Ficus benjamina mensualmente durante la primavera y el verano con un fertilizante equilibrado diluido para promover un crecimiento saludable y frondoso.
